Cada 15 de agosto celebramos la solemnidad de la “Asunción de la Bienaventurada Virgen María”, devoción de gran magnitud en nuestra Arquidiócesis, motivo por el cual, Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco celebró la Misa de Fiesta junto a la comunidad parroquial de Calca y Mons. Lizardo Estrada Herrera OSA, Obispo Auxiliar del Cusco hizo lo propio junto a la comunidad parroquial de Qoya.

En su Homilía Mons. Richard Daniel mencionó que es importante ponernos a pensar que es lo que siente el corazón de nuestra Madre “vemos a María con la mirada puesta en el cielo, pero en su mente están todos sus hijos porque Ella tiene unos ojos y corazón de Madre”, Ella sabe muy bien que su fiesta la celebramos en un marco muy triste por esta pandemia, por eso Ella nos pide responsabilidad por todos los hijos suyos que han fenecido “en su corazón de Madre queremos poner a todos los que están sufriendo actualmente por esta terrible enfermedad”.

Por su parte Mons. Lizardo Estrada nos recordó que la devoción a nuestra Madre la Virgen Asunta nos une a todos como hermanos, tenemos que encontrar en la Virgen un modelo de oración el cual debemos de seguir, no nos olvidemos nunca que Ella intercede por nosotros, “Ella es modelo de que tenemos que estar siempre en oración, Ella es modelo también de servicio, ayuda, colaboración, solidaridad”, que tu presencia sea siempre para mejorar el lugar en el que te encuentras, con tu profesión, con tus características, con los recursos que tengas, que tus acciones sean siempre para mejorar.

Finalmente, por la tarde nuestros Obispos visitaron el IEP Divino Amor, donde Mons. Richard nos dijo que nuestra Madre Santísima no podía ser destinada a la muerte, porque la muerte es producto del pecado, María fue elevada en cuerpo y alma y esto es lo que el día de hoy contempla la Iglesia y nos invita a todos nosotros también a contemplar.

Recordemos que esta devoción fue celebrada en otros lugares de nuestra Arquidiócesis como: la Basílica Catedral del Cusco, la parroquia Santísimo Salvador del Mundo de Oropesa, la parroquia San Jerónimo de Acopia, entre otras.