ARZOBISPO DEL CUSCO: JESÚS CAMINA CON NOSOTROS Y MUCHAS VECES NO LO RECONOCEMOS.
Muy queridos hermanos y hermanas, celebramos con gran alegría el tercer domingo del Tiempo de la Pascua, un tiempo maravilloso para renovar nuestra fe y para fortalecer nuestra esperanza, quiero saludar muy cariñosamente a todos nuestros hermanos y hermanas, que en estos momentos están conectados por los medios de comunicación con nuestra iglesia Catedral del Cusco, estamos todos reunidos en una sola fe celebrando este hermoso misterio que nos ha dejado Jesús resucitado como signo de su presencia, por eso nos acompaña y preside la celebración el Cirio Pascual.
Hermanos y hermanas la Eucaristía es una celebración de la comunidad cristiana, ahora no presente en los templos, sino presente en las familias, por eso desde aquí quiero invocarles a que se sientan, desde ya, una comunidad de fe, estamos en todos los hogares cristianos y desde aquí queremos saludar a nuestros hermanos que siguen nuestra celebración desde los hospitales, especialmente aquellos hermanos que han sido infectados por este virus y están recibiendo un tratamiento y luchando por recuperar su salud, ellos forman parte de nuestra comunidad, todo hermano enfermo es miembro de nuestra comunidad, pensamos en sus familias que también sufren con sus enfermos, en nuestros hermanos que están recluidos en los centros penitenciarios de varones y mujeres, son miembros de nuestra comunidad, nuestros hermanos profesionales de la salud, que minuto a minuto acompañan a cada uno de los enfermos, luchando para arrancarlos de las manos de la muerte, son miembros de nuestra comunidad los médicos, enfermeras, técnicos, nuestros hermanos que están ahora en la calle, vestidos de sus uniformes institucionales de la policía y del ejército peruano, cuidando y protegiendo nuestro pueblo, son miembros de nuestra comunidad, nuestros hermanos que día a día salen a limpiar a las calles para poder tener una ciudad limpia y evitar que haya algún tipo de infección en la calle, son miembros de nuestra comunidad, la larga lista de hermanos que han puesto sus intenciones en esta Misa, no estaremos unidos físicamente, pero espiritualmente somos una gran comunidad; sintámonos comunidad cristiana, comunidad familiar, comunidad institucional, todos celebramos el regalo que Dios nos ha dejado, a Jesús en la Eucaristía, fruto de su muerte y resurrección, no se sientan solos, los estamos acompañando, sus sacerdotes, religiosos, religiosas de la vida contemplativa, hermanos somos una gran comunidad, sintamos esa fuerza que en estos momentos y unámonos a través de los medios de comunicación, virtualmente, esta Misa hermanos es auténtica, porque está el celebrante y están los fieles, el pueblo de Dios celebrando el misterio de la Eucaristía, por eso los encomendamos y los animamos a participar en esta Santa Misa todos estos domingos del Tiempo de la Pascua, un tiempo tan hermoso que nos recuerda las apariciones de Jesús después de su resurrección, durante 50 días Jesús se apareció a sus discípulos, celebramos que Jesús ha resucitado y está con nosotros.
En este domingo, el evangelista Lucas nos recuerda la aparicion de Jesús a los discípulos de Emaús, hermanos este pasaje del Evangelio es un pasaje muy hermoso y casualmente su enseñanza y su mensaje se aplica a lo que estamos viviendo ahora, unidos a toda la humanidad en estos momentos difíciles, que está enferma y está como aprisionada por este virus del COVID -19 y que cada día nos sentimos admirados y asustados por cómo va creciendo, cada día nos llenan la cabeza de cifras, aumentan los infectados, aumentan el número de muertos y no hay quien lo pare, nosotros hombres de fe, sí sabemos quién puede parar y destruir este virus, lo que nos falta es fe, pero tenemos que ser perseverantes.
Este pasaje tiene 4 escenas, en la primera escena dos discípulos que retornan de Jerusalén, completamente desanimados, desalentados, pues habían matado a su líder religioso, sus ilusiones de que iba a restaurar el reinado de Israel y que iba a expulsar a los romanos, se vinieron abajo, porque vieron cómo mataron a su maestro y regresaban desilusionados; la segunda escena es que aparece un personaje que camina con ellos y no lo reconocen, Jesús se ha revestido de una presencia no reconocible y sin embargo en el caminar, Jesús dialoga, pregunta, se preocupa por lo que estos dos discípulos están conversando, al verlos preocupados, desanimados, desalentados y este personaje, a través de los textos bíblicos de los profetas les hace comprender que ya estaba en las escrituras la razón por la cual su Mesías tenía que morir y les va iluminando con la Palabra de Dios ese desánimo, la tercera escena es cuando Jesús ingresa a la casa de una familia, que hermoso detalle, el personaje que no habían reconocido, acepta la invitación y entra en la casa y se queda con ellos, lo más bonito es que se sienta en la mesa y comparte la comida en una casa de familia, como la tuya hermano, hermana, como tu casita por más humilde que sea, uno de los discípulos de Emaús le ofrece su casa, para que se quede con ellos y en el momento que están comiendo, Jesús coge el pan, como era su costumbre, con ese gesto Eucarístico, pide la bendición de Dios y parte el pan y se los entrega, es decir, celebra la Eucaristía con ellos y en ese momento los discípulos reconocen que no es un forastero que iba de camino, sino que era su Maestro que había muerto clavado en la Cruz y que ahora estaba vivo celebrando con ellos la Eucaristía, por eso su corazón ardía de emoción y en la última escena, vemos que ellos, salen presurosos, van corriendo con el corazón encendido por el fuego de la alegría y del amor,, en el primer momento venían desilusionados, ahora regresan a Jerusalén llenos de alegría porque han reconocido a Jesús, y llegan en un momento importante pues los discípulos estaban pasando por una crisis de fe, no les creyeron a las mujeres, no les bastó ver la tumba vacía, encontraron a una comunidad desilusionada, porque no tenía en ese momento la fe suficiente, y estos discípulos les traen el anuncio del Señor resucitado.
Mis hermanos, todo lo que ha pasado con ellos, estas cuatro escenas, tienen mucho que ver con lo que estamos viviendo ahora nosotros los cristianos, seguidores de Cristo tiene que ver con lo que está pasando nuestra sociedad, nuestro mismo Cusco, muchos estamos desanimados, desalentados, el Presidente ha alargado, dos semanas más, este tiempo del aislamiento social, teníamos la esperanza de volver e ir recuperando nuestra vida ordinaria, pero vemos, cómo van aumentando los casos de infectados, el número de muertos y todos de alguna manera nos estamos cuidando de no ser contagiados, nos preocupan muchas cosas, todos tenemos un momento de desánimo, de desaliento, de temor, de angustia, en todas en las familias; gracias a Dios y le damos gracias a nuestro Taytacha que de alguna manera está colocando su mano, no estamos como en otros departamentos o en la capital Lima, que aumentan cientos y cientos cada día, acá gracias a Dios aún está todo bien, aunque quisiéramos que no haya ni uno, hay que ayudarle al Taytacha de los Temblores con nuestra responsabilidad; hoy estamos en la misma situación que los discípulos de Emaús, pues Jesús viene a caminar con nosotros y muchas veces no lo reconocemos, hoy, en estos momentos, cuantas personas se acercan a nuestros hermanos que sufren, no solo a los que están sufriendo esta enfermedad, si no también a nuestros hermanos que van sufriendo la pobreza, que se van quedando sin trabajo, a los que el día a día ya se les va yendo de la mano, frente a esto, hay muchas organizaciones que están haciendo campañas de solidaridad y y apoyan de alguna manera con un granito de arena, un poco de alimentos; hermanos, esas personas que te miran, que te comprenden, que te ayudan, que están al pie de la cama del enfermo, que están preocupados, que te dicen una palabra de aliento, de esperanza, son ese Cristo desconocido que camina con nosotros, los que están orando y los que están actuando en bien de los demás, son ese Cristo resucitado que camina con nosotros y que nos alienta y nos ilumina y nos da esperanza.
Pidamos hoy a Jesús que nos acompaña, saberlo reconocer, pues está preocupado por lo que te pasa, cuéntale a Jesús, si tienes problemas en tu familia, si tienes problemas con tu trabajo, cuéntale a Jesús si para mañana ya no tienes que comer, Él está con los oídos y el corazón abiertos para poder escucharte, el Señor sabe muy bien lo que te pasa es muy importante saber dialogar con Él y manifestarle lo que te pasa, pero también poner nuestra fe en Dios, la acción de Dios no es un milagro, tipo película, que de un momento a otro ya cambia las cosas, no, nuestro Taytacha está actuando en tu corazón, está actuando en las buenas personas, está actuando y despertando la responsabilidad, lástima que algunos no quieren colaborar con Jesús y ayudan a la expansión de este virus con su irresponsabilidad, por eso hay que a acatar lo que nos piden nuestras autoridades, no es un juego hermanos, mientras más nos quedemos en casa, estamos impidiendo que avance el virus, Jesús te dice: “no salgas a la calle, no seas irresponsable”, ahí se está obrando el milagro de Jesús, por eso gracias a Dios en nuestro Cusco esta creciendo lentamente y no estamos como en otros departamentos ni como en otros países.
Por lo tanto Jesús también quiere que tú le invites para que se quede en tu casa, como pasó en Emaús, invítale, Señor acá están las puertas abiertas, pasa, toma asiento en esta mesa familiar y ahí que el Señor te ayude a comprender su misterio, en el compartir celebremos la Eucaristía al menos por los medios de comunicación, tú te unes a nosotros desde tu casa o desde tu institución, desde donde te encuentres, es una Eucaristía completa, Jesús nos habla desde la Palabra de Dios, como lo ha hecho con los discípulos, la Misa está formada por dos partes, la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía, que es el pan, que se convierte en su cuerpo. En Emaús Jesús celebró parte de la Misa en la calle, pues los iluminó con la Palabra de Dios, es una liturgia de la Palabra en la calle, iluminándolos a estos hombres y luego en la familia, en la casa celebró la parte Eucarística, el pan se convierte en su cuerpo y se comparte como alimento, así hermanos la Eucaristía tiene que darnos la fortaleza de que nuestros problemas no son sólo de nosotros sino que está Jesús acompañandonos.
Como último punto hermanos, que esta vivencia, no nos desanime, no pensemos que de la noche a la mañana todo va a cambiar, pon tu granito de arena, un pequeño detalle de amor, mis hermanos nos tiene que despertar la alegría y la esperanza, hay muchos desanimados, la comunidad de Jerusalén estaba desanimada y vienen los demás a decirles, hermanos Cristo ha resucitado, se nos apareció y levantaron la fe de sus hermanos, ustedes tienen que hacer lo mismo después de vivir la Eucaristía, llénense de Esperanza, hermanos pongámoslo todo en las manos de Dios, no nos faltará su Providencia, no nos faltará la su bendición, no nos faltará en la medida de nuestra fe, por eso que arda nuestro corazón de amor y este corazón de amor encienda el corazón de tantos desanimados y como decía el apóstol Pedro: “no tengo oro, ni plata, pero en el nombre de Jesucristo levántate”, hay que ayudar a levantar la fe de nuestros hermanos y tengan por seguro que la solidaridad nos animará a todos.
Quisiera hacer un fuerte llamado a valorar el trabajo de tantos hermanos que están luchando para sacar adelante esta guerra, una guerra de la vida sobre la muerte, hago un llamado a las instituciones, pues estos hermanos no merecen solamente el reconocimiento, sino también que les provean los instrumentos necesarios para defender y proteger su salud, es imposible creer que enfermeros, enfermeras, médicos se contagien, porque no tienen los instrumentos adecuados, ellos están en nombre de nuestro pueblo trabajando y luchando, pido a las instituciones responsables les provean de lo que necesitan, para que se cuiden, no es dable pensar que por cuidarnos se contagien, y también hago un llamado a todas las organizaciones sociales que tienen la gran responsabilidad de cuidar nuestra vida, que toda medida que tomen tenga un sentido humanitario, no somos números, no somos porcentajes, somos personas y si hay personas que lamentablemente van sufriendo situaciones humanas, que hayan respuestas humanas, medidas humanitarias que llegue realmente a estas familias, pues, no se trata solamente de bonos o de ayudas materiales, sino también de trato cariñoso y de palabras que les ayude y les aliente a no perder la esperanza.
Con estas intenciones y siempre amparados bajo la protección de nuestro Taytacha, sigamos adelante hermanos en estos días de confinamiento y del aislamiento social y en nuestras oraciones no olvidemos encomendar a nuestros hermanos enfermos, que están ahora sufriendo con sus familias.