Jóvenes de diversas parroquias de la Arquidiocesis del Cusco continuan recibiendo el Sacramento de la Confirmacion

Durante los días 5 y 6 de julio, más un centenar de jóvenes de las parroquias San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, Santiago Apóstol de Urcos, San Nicolás de Bari de Zurite, Nuestra Señora de las Nieves de Ancahuasi y Santísima Trinidad de Cusco se confirmaron en la Fe. Las celebraciones fueron presididas por Su Excelencia Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco, y Mons. Israel Condorhuamán Estrada, Administrador de la Basílica Catedral del Cusco y Vicario Judicial, acompañados por los párrocos de cada comunidad. Cada cereminia contó con la presencia de numerosos fieles que, en un ambiente de profunda Fe, acompañaron con devoción este significativo momento.

Durante la homilía, Mons. Richard Daniel recordó a los jóvenes que al recibir el don del Espíritu Santo se convierten en esperanza viva para la Iglesia y para la sociedad. Les animó a vivir su Fe Cristiana en el hogar, la escuela, la universidad y a no tener miedo de ir contracorriente en una sociedad que cada vez se aleja más de los valores evangélicos. Subrayó que con la Confirmación se inicia la etapa misionera del Cristiano, y los invitó a participar activamente en la vida parroquial, especialmente a través de la Misa dominical, donde se alimentan con la Palabra y la Eucaristía.

Nuestro Arzobispo, también se dirigió a los padres y padrinos, exhortándolos a asumir con responsabilidad su papel en la formación Cristiana de los jóvenes. A los padres les pidió brindar un verdadero hogar Cristiano, donde se dialogue con Dios y se compartan momentos de Fe en familia. A los padrinos, los llamó a caminar junto a sus ahijados, a orientarlos con su experiencia y acompañarlos en su desarrollo humano y espiritual, siendo custodios y guías en su vida Cristiana.

Así, la Arquidiócesis del Cusco, a través de sus autoridades eclesiales, continúa fortaleciendo la vida espiritual de su comunidad, especialmente entre los jóvenes, mediante la celebración de los sacramentos y el testimonio vivo de una Iglesia comprometida con su misión evangelizadora.