Gran jubileo sacerdotal congregó a decenas de sacerdotes en el Santuario del Señor de Huanca
Gran jubileo sacerdotal congregó a decenas de sacerdotes en el Santuario del Señor de Huanca
El 13 de noviembre se llevó a cabo con gran éxito el Gran Jubileo Sacerdotal de la Provincia Eclesiástica del Cusco en el Santuario Jubilar del Señor de Huanca. Este trascendental encuentro contó con la participación del Excmo. Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco, el Excmo. Mons. Gilberto Gómez Gonzáles, Obispo de la Diócesis de Abancay; el Excmo. Mons. César Augusto Huerta, Obispo de la Diócesis de Sicuani; y el Excmo. Mons. Wilder Vásquez Saldaña, Obispo de la Prelatura de Chuquibambilla y conto con la participación de los sacerdotes provenientes de toda la provincia , así como también estuvieron religiosos, y la feligresía en general.
Este jubileo inició con la peregrinación del Viacrucis encabezada por el Arzobispo del Cusco y obispos de la provincia eclesiástica del Cusco para luego dar inicio a la Santa Misa Jubilar de Sacerdotes, que fue presidida por el Arzobispo del Cusco y concelebrada por los obispos presentes, un momento muy emotivo que vivieron nuestros sacerdotes cusqueños.
En su homilía, Mons. Richard Daniel reflexionó que el Jubileo se vive desde el corazón y nos conecta con Dios. Subrayó que el Jubileo ofrece cuatro experiencias importantes: el arrepentimiento por los pecados de los sacerdotes, la gracia del perdón y de la infinita misericordia de Dios, la renovación de las promesas sacerdotales y, por último, el ser enviados como peregrinos de esperanza. Asimismo, recordó que los pecados de los sacerdotes son una carga muy pesada que, sin embargo, contrasta con las señales del amor de Dios, pues Él los eligió y llamó para seguirlo y llevar el anuncio de Cristo a los demás. La Santa Eucaristía concluyó con la bendición y el agradecimiento de nuestros obispos de la Arquidiócesis del Cusco.
De esta manera, el Gran Jubileo Sacerdotal no solo fortaleció la comunión entre el clero y la feligresía, sino que reafirmó a cada sacerdote en su llamado divino a ser instrumento de la misericordia de Dios y portador de la esperanza de Cristo para el pueblo de la Provincia Eclesiástica del Cusco.






